Una sonrisa hermosa, es símbolo de belleza y sobre todo de salud. Cuando las personas son saludables pueden sonreír a la vida sin temores. Para una sonrisa feliz es imprescindible una buena salud bucal. Obtenerla, tiene mucho que ver con la prevención e higiene de la dentadura y un mineral llamado Flúor. De ambos se pueden conocer sus secretos y poner en práctica, el enfrentamiento contra el “mutans”.
El secreto de una bella sonrisa, está en la salud bucal; sin embargo, este logro es difícil pues más del 98% de la población presenta caries dentales. La afección de mayor frecuencia en los dientes es causada por el streptococcus mutans. Este microorganismo ataca con facilidad la dentadura menos mineralizada. La función de las sales minerales es incrementar la resistencia del esmalte en los dientes y defenderlos de las agresiones infecciosas.
Por eso, para una prevención contra la caries es necesario ayudar a la Naturaleza, en esta tarea defensiva, con el uso de métodos capaces de elevar el grado de resistencia dentaria. Uno de ellos es la aplicación del flúor desde edades tempranas.
La formación de los dientes comienza alrededor de la sexta a octava semana del embarazo. Los minerales de flúor, fosfatos y calcio, entre otros elementos necesarios, los obtiene el niño a través de la madre, quien debe nutrirse adecuadamente con alimentos que enriquezcan este caudal.
En la formación de la caries dental intervienen tres factores:
· el diente
· la bacteria
· el sustrato (alimento o elemento externo)
Cuando uno de estos factores no existe, la enfermedad no se presenta. Por tanto, si sabemos cómo interceptar la bacteria tempranamente, ganaremos parte de la batalla contra la infección.
Al brotar los dientes, el esmalte se encuentra inmaduro aún, menos mineralizado, más poroso y por ello, con mayor susceptibilidad a la disolución ácida provocada por la caries dental. Es el período propicio para adquirir la infección, por eso es tan importante aplicar el tratamiento preventivo estomatológico en esa etapa.
Durante años se experimentó aplicar una solución en forma iónica de flúor, fosfatos y calcios, para endurecer el esmalte e incrementar la resistencia dental en su fase inmadura. Comenzó con la atención a los niños de preescolar, tercero y sexto grado. Luego, se puso en práctica un programa especial con flúor para la población cubana menor de 15 años.
Para los tratamientos se utiliza la laca fluorada, o barniz de flúor. Esta aplicación tópica de flúor incrementa la resistencia del esmalte de la dentición permanente en un 17-23% y reduce el ataque de las caries en un 40-45% aproximadamente. También existen los enjuagues quincenales o la solución de flúor al 0,2% aplicado a los niños en edad escolar y enseñanza media.
La laca flúor se utiliza en los niños de 2 a 4 años, tanto en sus hogares como en círculos infantiles; en primer grado; en edades de 5 a 6 años, al brotar en sus encías el primer molar. Años más tarde, en la aparición de su primera y segunda bicúspide, cuando cumplen sus 9 de edad, nuevamente se les aplica la laca flúor. Ellos deben permanecer sin ingerir alimentos más de tres horas. Como la sustancia es adhesiva resulta difícil de arrancarla con la lengua, de sus dientes.
Este tipo de tratamiento también se les ofrece a niños con predisposición a la caries dental, ya sea, por la cantidad de dientes infectados, por sus condiciones bucales o por la falta de higiene adecuada. Recordemos que el germen (streptococcus mutans) actúa en breve tiempo sobre los restos de alimentos y produce un ácido capaz de desmineralizar los dientes que al eliminar el esmalte se crea la caries dental.
Los enjuagatorios de flúor, popularmente llamados “buchitos”, se utilizan para la aplicación masiva del producto que se distribuye en escuelas primarias, secundarias, preuniversitarios y politécnicos. En las clínicas estomatológicas se prepara la disolución acuosa: se diluye la tableta de flúor en agua destilada.
Luego, las Técnicas de Atención Estomatológica, la llevan envasada en frascos plásticos a las escuelas, dos veces al mes.
Los niños y jóvenes deben permanecer un minuto con este producto en la boca y sin comer alimentos durante dos horas, para que surta efecto la fluoración en sus dientes.
Las personas pueden usar pastas con contenido de flúor, a través de ellas obtienen la do. Otra posibilidad es la crema dental. sis necesaria, para que sus dientes reciban el fortalecimiento adecuado y preserve sus esmaltes de la erosión. El sabor de este mineral no se percibe, como sucede con los productos dentales mentolados.
¿Cuál es el secreto del flúor?
En las investigaciones que se realizaban sobre la afección denominada Fluorosis Dental que produce opacidad, decoloración y deformación de los dientes, provocada por la exposición a altas concentraciones de Flúor, se descubrió la frecuencia inversa de caries y el contenido de los fluoruros en agua potable.
Ese descubrimiento llevó a los especialistas a pensar en la utilidad de reajustar el contenido de fluoruros en el agua potable y utilizar el agua hiperfluorada como una medida preventiva contra la caries dental. Es importante tener en cuenta que la dosis necesaria para las personas es de 0.05 a 0.07 mg por kilogramo de peso corporal.
Los expertos que habían realizado estos estudios, los aplicaron por primera vez, entre 1944 y 1947. Los habitantes de varias comunidades estadounidenses, recibieron dosis de 1.0 mg/L (ppm), recomendada como la dosis óptima en la que se logran los mayores beneficios sin producir lesiones fluoróticas en los tejidos dentarios, lo que se mantiene hasta nuestros días para países templados.
Tras los buenos resultados alcanzados, se extendieron los programas de fluoruración de las aguas en Estados Unidos, a Europa y posteriormente a los países de América Latina y Asia. En 1958 la OMS, reconoció la importancia de este sistema como medida preventiva y se creó un Comité de Expertos en el tema. Desde su primer informe apoyaba esa actividad, como medida sanitaria y recomendaba investigar otros vehículos y métodos para aquellos lugares en los que no se pudiera aplicar. En 1982, los expertos reunidos en Viena, comentaron que el agua fluorurada no llegaba a todas las poblaciones, porque en muchas no existían acueductos. De esa reunión nació la propuesta de la fluoruración de la sal común, sin obviar que son más baratos los costos, a la vez que se incrementa la población beneficiada. La sal, como vehículo de fluoruros, no necesita una red de abastecimiento público de agua. Además existían experiencias previas de su utilidad en algunos países, con resultados similares a los del agua.
Por las excepcionales ventajas sanitarias y económicas que entraña la fluoruración del agua y la sal, es apoyada y recomendada por más de 150 organizaciones científicas, sanitarias y políticas.
Los alimentos de mayores contenidos de flúor son el té negro, y el pescado de mar con sus espinas. En cuanto al agua existen varios niveles de concentración, de acuerdo al medio.
En el Lago Nakuru, de Kenya, en África, es donde existen las mayores concentraciones naturales de Flúor en agua hasta la fecha. En el agua de mar las concentraciones están alrededor de 1 ppm, variando de 0.8 a 1.4 ppm. Además, se puede detectar en la atmósfera, en valores muy inferiores que se elevan en lugares con actividad volcánica manifiesta o industrias emisoras de estos gases.
En Cuba, durante el año 1958 se estudió el contenido de Flúor en 209 fuentes de abasto de agua. En las entonces seis provincias, los resultados demostraron que en más del 90% de las fuentes estudiadas la concentración es menor de 0.3 mg/L. La mayoría de ellas tenía un contenido inferior a 0.1 mg/L.
Diez años más tarde, en 1968, el Grupo Nacional de Higiene Urbana y Rural, amplió la investigación, principalmente en las fuentes de abastecimiento público. El estudio abarcó todas las provincias con un muestreo, durante un año, de las fuentes de abasto de agua, en lugares, con poblaciones de más de 2 000 habitantes. Se determinó que era necesaria la fluoruración del agua para prevenir las caries, porque las concentraciones existentes en las cuencas hídricas eran insuficientes. A partir de ese momento se comienza con la implementación del programa de aplicaciones tópicas de flúor en las escuelas primarias cada quince días durante el desarrollo del curso escolar que se extendió posteriormente a las escuelas secundarias básicas y luego a los Politécnicos y Preuniversitarios.
Por esa razón, después de un análisis de factibilidad, se inicia en el año 1973 la fluoruración de las aguas en el acueducto del poblado “La Salud”, provincia de La Habana. En 1975 se acordó un programa limitado con la participación de UNICEF, OPS/OMS. Este tratamiento reduce la incidencia de caries en un 50% aproximadamente de la población donde se aplica. }
Más adelante se estudió la posibilidad de fluorar la sal. Con ello, se beneficiaban las poblaciones rurales más distantes, de mayor incidencia de caries. Paralelamente, se realizan las primeras acciones preventivas masivas, con los enjuagatorios (“buchitos”) de fluoruro de sodio y la laca, mencionadas anteriormente. Ya a comienzos del año 2003 se comienza en Cuba la distribución de sal común fluorada (180-200 ppm) sobre todo en las zonas donde las concentraciones de este maravilloso mineral, en el agua disponible, son insuficientes para mantener una adecuada salud bucal.
La batalla por mantener una sonrisa feliz, es ardua y difícil, pero no imposible. Máxime cuando se posee de aliado, un mineral como el flúor, y se dispone: de la oportuna asesoría de los expertos y la voluntad política para lograr tal objetivo.
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